SEÑOR: LEONADO AGUILAR BACA
La Comunidad de Chila: Una Historia de Fundación y Crecimiento
La comunidad de Chila, ubicada en las alturas de la región de Apurímac, es un ejemplo inspirador de esfuerzo colectivo, identidad cultural y desarrollo sostenido. Fundada en el año 1988 con el apoyo de COFOPRI, su historia está tejida por el trabajo de sus primeros pobladores y el profundo amor por su tierra.
La Fundación
- En 1988, don Salvador Farfán, oriundo del distrito de cuzco, lideró las gestiones para que el asentamiento de Chila fuera reconocido como comunidad campesina. Para ello, viajó en varias ocasiones a la ciudad de Abancay, gestionando ante COFOPRI el saneamiento legal de los terrenos.
- Las primeras familias que decidieron establecerse en este terreno fueron los Farfán, los Sune Ccasani y los Chumbes. En ese entonces, la zona era de difícil acceso y carecía de servicios básicos. A pesar de las adversidades, se establecieron con firmeza, motivados por el deseo de formar una comunidad propia.
- Al inicio, la comunidad contaba con apenas 45 habitantes, que vivían principalmente de la agricultura cultivando papa, maíz y habas, y criando ganado menor.
Desarrollo y Crecimiento
- Uno de los hitos más importantes fue la construcción de la primera escuela comunal en 1993. Esta obra fue impulsada nuevamente por don Salvador Farfán, con el apoyo de los padres de familia y una ONG educativa que operaba en la región.
- Posteriormente, en 1997, se construyó una pequeña iglesia de adobe y piedra, con el liderazgo de don Bruno Farfán, quien además de ser un guía espiritual, organizaba celebraciones religiosas tradicionales como el Corpus Christi y la Festividad de la Virgen del Carmen, atrayendo a comuneros de zonas vecinas.
- En el año 2001, se conformó el primer comité comunal de regantes, para distribuir el agua del río yuracmayu hacia las chacras. Esta organización permitió mejorar la producción agrícola y dio lugar a la feria comunal de productos orgánicos, que se realiza cada año en el mes de agosto.
- Gracias a las faenas comunales, se construyeron caminos vecinales, y en 2005, se logró instalar energía eléctrica a través de paneles solares con apoyo del gobierno regional.
Tradiciones y Cultura
- La comunidad de Chila conserva vivas sus costumbres ancestrales. Cada año, durante el Carnaval Apurimeño, se realizan comparsas, concursos de danzas y el Carnaval de Tambobamba, y se prepara lel tradicional timpu(cordero hervido con vegetales).
- Las asambleas comunales se realizan una vez al mes, donde se debaten temas de desarrollo, educación, salud y cultura. Estas reuniones reflejan el espíritu democrático y participativo de la comunidad.
- En 2012, un grupo de jóvenes de la comunidad formó la Asociación Juvenil Chila Warmikuna, con el objetivo de promover el prendimiento femenino y rescatar saberes ancestrales, como el tejido en telar de cintura y la medicina natural.
Proyecciones al Futuro
Hoy en día, chila es una comunidad organizada, con más de 150 familias, un centro educativo de nivel inicial y primaria, acceso a agua potable, conexión vial, y con proyectos en curso para implementar cultivos agroecológicos y turismo vivencial, aprovechando su riqueza paisajística y cultural.
CONCLUSIÓN
La historia de la comunidad de Chila es un reflejo del espíritu resiliente del pueblo apurimeño: hombres y mujeres que, con esfuerzo colectivo y amor por su tierra, han transformado un paraje inhóspito en un lugar de vida, cultura y esperanza. Desde sus inicios en 1988, hasta hoy, Chila representa una historia de lucha, identidad y crecimiento sostenible.

SEGUNDO TESTIMONIO: señora natividad Álvarez tayña
la comunidad de Chila
Hace muchos años, cuando los españoles llegaron a estas tierras, dejaron huellas que poco a poco se mezclaron con las costumbres y la vida de los pobladores andinos. Entre esas historias antiguas, se cuenta que un hombre llamado Antonio Farfán fue el primero en asentarse en lo que hoy conocemos como la comunidad de Chila.
Antonio era un comunero trabajador, que veía en estas tierras fértiles un lugar perfecto para sembrar, criar animales y formar un hogar. Con el paso del tiempo, su ejemplo motivó a otras familias a establecerse en la zona.
En aquellos años, una mujer destacaba por su esfuerzo y dedicación: doña Carmen Farfán, reconocida como la persona que llegó a tener más terrenos en la comunidad. No solo era dueña de extensas tierras, sino también una figura respetada, pues compartía con los demás su experiencia y apoyaba en la organización de las labores comunales.
Finalmente, en 1981, todas esas familias que ya vivían y trabajaban en el lugar decidieron unirse formalmente y dar origen a la comunidad de Chila. Desde ese momento, la historia, el trabajo y la unión de sus pobladores comenzaron a escribirse juntos, manteniendo vivas sus raíces y transmitiéndolas a las nuevas generaciones.